lunes, 27 de junio de 2011

TIRANO - SEGUNDO CAPÍTULO:




“QUEMADAS DE PIEL”

Edward POV:

Sus ondas color chocolate entre mis dedos, sus brazos alrededor de mi nuca evitando un escape que no estaba interesado en realizar, y sus labios demandando los míos.
Mentalmente.
Carnalmente.
Y yo estaba más que dispuesto a hacerlo. Hacía meses que la deseaba con todas mis jodidas fuerzas. Desde el mismo condenado momento en que mi padre me la presentó en su primer día de trabajo.
En el mismo infeliz día en que el bastardo de Jacob Black posó sus garras sobre ella. Y maldito fuera si eso no me enfureció.
El solo pensar en ellos juntos me arrancó un gruñido gutural que se introdujo en su boca, y le hizo restregar sus caderas contra las mías sintiendo la descarada erección que se erigió entre nosotros. Con un desespero insano la levanté de la encimera de la cocina y la recosté contra la pared aprisionándola con mi cuerpo provocando en ella una reacción producto de una mezcla de frenesí con deseo inmediatamente abrió mas sus muslos y me aferro con sus piernas, yo solo hice lo que quería y me pegue completamente en la entrada de su intimidad, mierda, esta mujer me estaba volviendo un desquiciado...¡Que demonios!, en realidad...mi cordura se fue volando muy lejos desde que cruce la primer mirada con Isabella Swan.
- Bella... – gemí entre sus labios, posteriormente volví a arremeter contra ellos.
- A… la cama…- logro exhalar entre algún respiro que le di a su boca. 


Leer más AQUÍ

martes, 21 de junio de 2011

CONTRATO NUPCIAL Capítulo 3



CONTRARO NUPCIAL


Capitulo 3



La comida resultó genial, hasta Sarah disfrutó de la compañía de Alice y Esme.

Ellas habían tenido solo una relación cordial, pero pude atisbar una prometedora amistad.

Sarah llevaba una falda de vuelo negra por debajo de las rodillas con un pequeño bordado en la pare baja, con una camisa blanca de un profundo escote redondo bordeado por un volante y por encima, una chaqueta de punto a la cintura atada con apenas tres botones que quedaban por debajo del volante de su camisa. Su look me pareció muy al estilo años 50 y estaba guapísima.

Yo elegí un vestido rojo ajustado por encima de la rodilla. En su parte delantera estaba formada por varias tablas que aumentaban su grosor conforme bajaban por la falda, de escote cuello barco y sin mangas, me puse unas sandalias del mismo color y una chaqueta negra que se anudaba con un lazo de raso. Iba sencilla pero elegante.

De camino al restaurante le pregunté con respecto al traslado de las oficinas de la empresa a New York y ella me dijo que le vendría bien un cambio, nada le ataba ya en Los Angeles y su vida era la misma que la de mi padre. La forma de decirlo me resultó extraña, y decidí estar algo más atenta a ciertos detalles.

En cuanto entramos al local Alice enseguida nos divisó y nos hizo una señal con la mano y se puso de pie mientras Esme permanecía sentada con una mirada cauta. Alice se retorcía las manos y parecía nerviosa, yo caminé tranquila y con mirada seria hasta que tan solo a unos pasos le sonreí ampliamente y se le iluminó la cara y se acercó a mi abrazándome.

  • Bella... cuanto tiempo ha pasado, ojalá el motivo de nuestro encuentro no hubiera sido el que es.

  • Tranquila Alice, estamos aquí por que yo así lo decidí, ni tu ni tu madre tenéis la culpa.

  • Es un alivio oírte decir eso, tenemos tanto de que hablar... no entiendo como has podido acceder a esto, sobre todo con Edward.

  • Supongo que no lo pensé fríamente, aunque te puedo decir que me he arrepentido de mi decisión en varias ocasiones, pero espero que me guardes el secreto.

  • Por supuesto, puedes confiar en mi.

    Habíamos roto el hielo. Hasta ese momento no me había dado cuenta de lo mucho que había echado en falta a esta mujer. Le presenté a Sarah, saludé a Esme que seguía con su aspecto cauteloso y tal y como dijimos pedimos champán para la comida y al final las cuatro acabamos riéndonos y haciendo comentarios bastante inapropiados sobre las figuras masculinas de nuestro entorno. No me había reído tanto desde hacía meses, se nos pasó el tiempo tan deprisa que a Esme y a Alice se les hizo la hora de los últimos preparativos para la cena y decidimos que tal y como íbamos estábamos bien y nos fuimos con ellas a la mansión Cullen.

Hablamos sobre lo que quería y sobre todo lo que no quería para esta boda.

Sabía que iba a ser todo un evento y que irían muchos invitados, y ya que yo no podía hacer nada en contra de eso. Les dije que quería el vestido más sencillo que se pudiera diseñar y que mis damas de honor irían de igual modo y de un color discreto.

Decidimos hablar con Rose ya que iba a ser mi dama de honor, sobre el tema y por supuesto le ofrecí a Alice que fuera la otra dama. Sarah dijo que preferiría simplemente acompañar a Charlie si así él lo quería, que no le gustaba ese tipo de atención y me pareció lo más correcto. Esperaba que Alice y Rose se llevaran bien y consiguieran ponerse de acuerdo en algo.

Me temo que el champán siguió corriendo haciendo caso omiso de mi padre, pero la diferencia era que lo hacíamos en compañía.

Me explicaron que habían llamado a un fotógrafo privado conocido por Carlisle y que sería el que nos haría a Edward y a mi alguna foto informal para luego filtrar a la prensa. Debíamos intentar ser naturales cosa que no me expliqué como podría ocurrir pero la verdad era que conforme pasaba el rato eso cada vez me importaba menos.

Los hombres comenzaron a llegar poco a poco, Esme, Sarah y yo estábamos en una sala contigua a el comedor charlando cuando Charlie y Carlisle entraron. Alice se había disculpado un momento para cambiarse el vestido y entró algo más tarde del brazo de Edward. A penas si le dirigí una mirada, estaba serio como siempre, vestido bastante informal, sin embargo Alice estaba feliz. Charlamos un rato mi padre y yo con Esme y Carlisle y salieron para servirse una copa antes de cenar, yo para esos momentos necesitaba echarme algo al estómago por que el alcohol estaba haciéndome bastante efecto y no quería decir ninguna grosería, que era lo más probable que sucediera conociéndome. Edward se había sentado en un sofá con una cerveza en al mano mientras Alice y yo hablábamos de quedar para comer con Rose y ultimar detalles, entonces escuchamos un golpe sordo en la sala y al girarme allí estaba Emmet, había golpeado la puerta para llamar nuestra atención y se dirigía a gran paso y con una sonrisa cínica hacia a mí, sin poder remediarlo di un paso atrás, siempre me había intimidado esa actitud suya, tan seguro de si mismo, tan decidido. Estaba hecho un hombretón, (el gran oso) ahora si era digno de aquel apodo, era enorme, mucho más guapo que cuando lo vi la última vez, aquel verano tan extraño... tan alto, tan rubio, sus ojos azules tan llenos de vida y su cuerpo era tremendo, podría haber sido un modelo de Cavin Klein, estaba segura.

Sin embargo, nunca había sentido nada especial por él, y menos aun con su actitud acosadora que me hizo sentir tan mal cuando a penas tenía 11 años.

Cuando llegó hasta a mi me aprisionó entre sus brazos agarrando mis brazos contra mi cuerpo y levantándome del suelo inmovilizándome y haciéndome girar como si fuera una niña.

  • ¡Aquí estás! Bella... estás hecha toda una mujer, no hay ni rastro de aquella niñita tímida.

Y me besó en los labios, tan solo con un roce, sorprendiéndome.

  • ¿Tu crees? Pues yo la veo igual que entonces- dijo Edward - ¡nada por delante... y nada por detrás!

Aquel comentario tan solo hizo que yo le alzara una ceja, pero la cara de Emmet y la de Alice eran un autentico poema que poco a poco fue cambiando y expresando diferentes estados. Emmet enfurecido, sus ojos claros parecían echar chispas y Alice...

  • ¿Edward? Eso ha sido muy grosero de tu parte.

Él simplemente se encogió de hombros.

  • Tranquila Alice, no te preocupes – le dije yo – ya sabemos que no soy del tipo que le gustan a tu hermano, dudo que alguna vez haya tenido en su mano algo que no esté relleno de silicona o besado unos labios que no lleven botox. Además me alegro de que sea así, no tendré que preocuparme en esquivarle.

En esos momentos el que me miraba con furia era Edward mientras Emmet reía a carcajada limpia.

  • ¡Adoro a la nueva Bella! - dijo Emmet.

  • Por mi te la puedes quedar. - susurró Edward, pero no lo suficientemente bajo.

Un carraspeo nos hizo girar hacia la puerta donde Esme al parecer había seguido la escena. Su mirada era apenas descifrable, yo diría que era entre asombro y pena.

  • Podemos ir a sentarnos a la mesa chicos- nos dijo.

Edward pasó el primero sin mirar a su madre, pero ella no le quitó ojo de encima, y cuando pasé yo, me apretó el brazo para que la mirase, no me dijo nada solo me acarició y nos dirigimos a la mesa. Sabía lo que estaba pensando, pero en esos momentos no quería pararme a pensar, aun quedaba mucha noche.

Me senté entre Alice y Sarah, las mujeres todas juntas y los hombres igual. Emmet intentaba llamar nuestra atención continuamente pero nosotras apenas le hacíamos caso, cosa que le molestaba bastante. Cuando acabamos con el postre salimos al jardín, hacía una noche bonita pero algo fría, mi cabeza seguía algo embotada por el alcohol, entonces fue cuando Esme se me acercó susurrando... - es la hora de las fotos.

¿Cómo íbamos a hacer esto? Bueno, cuanto antes empezara antes acabaría. Vi por el rabillo del ojo que Carlisle hablaba con un hombre con unas cámaras que revisaba su material, decidí ser lo más natural posible e ir acercándome a Edward. Iba a hacer una gran representación, si señor.

Lo encontré en el jardín sentado en un banco de hierro forjado blanco, caminé a su encuentro despacio, le abracé por los hombros y se puso automáticamente rígido mientras le susurraba al oído:

  • ¡comienza la función! ¡hagamos que nuestros padres se sientan orgullosos si es que eres capaz de disimular tu desagrado hacia mí!

  • Perdona Bella pero si esto no ha empezado con buen pie es por tu culpa, ayer no fuiste precisamente muy amable, así que no me digas que disimule, por que creo que tu estás en la misma disposición.

  • ¡Pufff! Vale, tienes razón, cuando antes empecemos antes acabará esta farsa.

  • Bueno “querida” me temo que esta “farsa” como tu dices empieza con estas fotos y continua el resto de nuestras vidas.

  • ¡No me lo recuerdes!

Acaricié su espalda conforme rodeaba el banco y me sentaba a su lado agarrando uno de sus brazos y rozando su cuello con mi nariz. Al menos olía bien. Noté como se le erizaba la piel mientras dejaba un beso en su mandíbula cuadrada.

  • ¡Tampoco hace falta que te esfuerces tanto! - Me dijo con todo malhumorado.

  • Tenemos que hacerlo creíble.- Le contesté.

Entonces me agarró en un abrazo y me mordió los labios dejándome sorprendida y confusa.

  • Desde donde está el fotógrafo no creo que parezca lo que realmente ha sido ¿no crees?

  • Pues no te creas, los teleobjetivos que lleva se parecen bastante a los de los paparazzis.

  • Entonces...

Y esta vez me besó apretando sus labios con rudeza.

  • Igual esto es más lo que quieren ¿no? Y no pongas esa cara “querida” “disimula”.

El alcohol que llevaba en sangre pareció desvanecerse por el impacto de sus actos agresivos

  • Me parece que lo nuestro va a ser más complicado de lo que creía – susurré.

Empecé a levantarme para irme pero me agarró y me volvió a sentar en el banco.

  • Yo... creo que he bebido demasiado, necesito hacerme a la idea... supongo que como tú.

  • Si – dije sin saber si me había oído.

Después de unos segundos apoyé mi cabeza en su hombro, me sentía mareada, enfadada, frustrada y no se cuantas cosas más. Pasados unos minutos en los cuales parecíamos habernos calmado Edward habló.

  • Creo que deberíamos levantarnos y ofrecer nuestra mejor sonrisa ficticia a ese fotógrafo.

Y sin decir más nos levantamos y me cogió de la mano y caminamos sonriéndonos hacia la casa.

Eramos unos pésimos actores y conforme nos mirábamos simulando unas sonrisas no pude remediar tener un ataque de risa de la cara tal falsa que tenía. Edward frunció el ceño cosa que no hizo más que aumentar mis carcajadas soltándome la mano. Las lagrimas comenzaron a salir, pero al menos vi como el tenía que hacer un gran esfuerzo por no reírse también.

Mi risa que por lo general era bastante contagiosa hizo que Alice y Emmet se unieran a ella con lo que desesperó a Carlisle que despachó al fotógrafo acompañándolo a su despacho mientras me dirigía una mirada reprobatoria. Esme me guiñó un ojo y siguió a Carlisle junto con mi padre.

Fui calmándome poco a poco.

  • Bella quizás sea mejor que te retoques el maquillaje. - me dijo Sarah.

  • Si, será lo mejor, ¡jajaja! - continué riéndome.


..............................


Después de elegir entre las escasas fotos cuales saldrían en las revistas, los tres progenitores tuvieron una charla.

  • Charlie, deberías controlar a Bella, casi echa a perder todo. Más vale que el fotógrafo es de confianza.

  • ¿Qué controle a mi hija? ¿pero tu te has dado cuenta de lo que ha pasado en ese banco o es que estás ciego hombre?

  • !Ya está bien!- dijo Esme.- Todo vuestro “magnífico” plan para unir vuestras empresas y convertir vuestra amistad en familia nos va a destruir a todos. Si queréis que esto salga “bien”, algo al menos, tenéis que darles tiempo, son unos chiquillos. Si me hubieras dado la oportunidad Carlisle al menos de opinar... para mí el que me dejaras al margen ha sido un duro golpe, jamás pensé que... lo que tengo que decir ahora es que estás acusando a Bella de su comportamiento cuando nuestro hijo no se ha portado nada bien con ella. Te lo digo por que he presenciado una conversación antes de la cena de la que no me siento orgullosa como madre que cree que ha educado bien a unos hijos.

    En estos momentos os estáis enfrentando vosotros, los precursores de la alianza, tu y yo Carlisle tenemos mucho de que hablar si quieres y si no quieres tendrás muchos problemas conmigo y ellos... tenían una vida y seguramente deseos incumplidos y sueños que ya no se cumplirán, así que dejaos de querer manejar el mundo fuera de vuestros negocios, que bastante mal habéis hecho ya. Dentro de 3 semanas es la fiesta de compromiso y está casi todo listo, el salón reservado el catering... no me hagáis que cancele todo y rompa yo misma ese contrato Nupcial.

Y sin más salió por la puerta dando un portazo.

Carlisle y Charlie se quedaron callados, sin saber que decir, ni siquiera se miraron pero como por un acuerdo tácito salieron al jardín a reunirse con los demás mientras bebían un whiskie y le daban vueltas a todo aquello que les había dicho Esme.


............................


  • ¡Bella! ¿Entonces quedamos con tu amiga el martes para almorzar y hablamos sobre los vestidos de las damas de honor?

  • Si claro, ella estará encantada de ayudar en todo lo que yo no estoy dispuesta, mañana mismo la llamo, se va a poner como loca y creo que os vais a llevar muy bien.

  • Muy bien, entonces hecho, conozco un restaurante japonés que está muy de moda...

  • ¡Ummm! Alice yo prefiero algo menos vivo, si no te importa, para comer.

  • Pero ahí no se come nada vivo.

  • Bueno pues algo más cocinado

  • Elige tu donde quieres que comamos entonces.

  • Yo prefiero algo Italiano, pasta, ensalada, tienen carpaccio también y un delicioso Tiramisú de postre, conozco uno llamado Milano y creo que te va a encantar su decoración.

  • De acuerdo pero si no te importa paso a recogerte por tu apartamento y vamos juntas ¿te parece bien?

  • ¡Claro!

Ya no había nada más que hacer allí. Edward después del episodio con mi risa se había ido con Emmet a jugar una partida de billar. Entré en la sala de juegos a despedirme de él, el muro que había entre Edward y yo estaba de nuevo en pie. Emmet me abrazó y besó mi mejilla (cosa que agradecí) y me marché en compañía de mi padre y Sarah.

Charlie estuvo muy silencioso todo el camino, Sarah optó por sentarse conmigo en la parte de atrás del coche y cuando llegamos a casa yo me metí en la cama enseguida, pero ellos se quedaron hablando en la sala de estar, apenas me di cuenta de cuando se metió Sarah en la cama pero me pareció que llevaba mucho tiempo durmiendo, supongo que tenían muchas cosas de las que hablar. Al día siguiente había que enfrentarse a un nuevo día.


May Cullen


miércoles, 15 de junio de 2011

participo en un concurso con "Como la crema y la canela" - Electrica

Hoy hago esta entrada para comunicaros que voy a participar en un concurso de reseñas, relatos, historias.... con mi historia "Como la crema y la canela" en el blog Vampir Angel

http://vampireangelhush01.blogspot.com/. Tanto si participáis como si no, pasad y votar por vuestra historia favorita o simplemente ver las historias que se presenten.

Gracias en mi nombre y el el del resto de conscursantes.
Ele.

lunes, 13 de junio de 2011

CORAZÓN DE CRISTAL - CAPÍTULO SÉPTIMO:




“Enfrentamientos”


  • - Esto… - dije mientras señalaba mi pecho yluego el de él – de dormir juntos…se tiene que acabar – él hizo el amago de unaburla en su sonrisa. - ¡¿Te estás burlando de mí, ángel?! ¿Cómo te atreves? – siseéreprimiendo las carcajadas. Eran casi las tres de la madrugada y ninguno de losdos conseguíamos dormir.

Yacíamos en su cuarto, puesto que si nosdescubría alguien, prefería que fuese allí para poder inventar algo “decentemente”, creíble.
Sus manos recorrieron mis facciones unay otra vez, quería cerrar los ojos pero su mirada de éxtasis me seducía de unaforma totalmente irreal, simplemente deje que hiciera lo con ella lo quequisiera, después de todo, mi alma la manejaba a su antojo desde hace muchotiempo, así que… ¿Qué mas da lo que haga con el resto de mi?..
QUIERES LEER MÁS??? Visíatame AQUÍ

jueves, 9 de junio de 2011

CONTRATO NUPCIAL Capítulo 2




CONTRARO NUPCIAL


CAPITULO 2


  • Creo que nos hemos equivocado del todo con esto Carlisle.

  • Démosles una oportunidad,Charlie, ya sabíamos que esto no iba a ser fácil.

El restaurante estaba casi vacío y el dueño al comprobar que al final eramos solo dos no había puesto cara de mucha satisfacción, así que decidimos pedir una botella de vino bien cara y lo mejor de la carta.

  • ¿Por qué Edward insistía en que estuviera Emmet?

  • Es una vieja historia Charlie, aunque la verdad empiezo a pensar que si debería haber estado, o al menos deberíamos haber contado con la posibilidad de que Emmet fuera mejor candidato que Edward.

  • Así que por algo venía toda esa insistencia, ¿me lo vas a contar?

  • Al parecer Emmet sentía cierta atracción por Bella cuando era niña y Edward pensó que él estaría más conforme con esta boda, pero cuando se enteró, no me dijo nada y pensé que ya no estaría interesado, o simplemente que yo no ofrecía otra opción, no lo se.

  • Deberías habérmelo contado, igual Bella podía haber tenido otra elección, la verdad es que me ha dejado bastante molesto con su actitud, ¿te has fijado que no se ha dirigido a Edward de ninguna forma? Eso no es buena señal.

  • Es una chica con carácter, creo que a Edward le va a venir bien que le ponga las cosas difíciles.

  • ¿Tu crees? Esperemos que su vida conyugal no sea una batalla campal.

  • Yo no me preocuparía por eso Charlie, si no se llevan bien acabarán haciendo cada uno su vida como hasta ahora y ya está. Por cierto ¿por que no le has obligado a que leyera el contrato? Hay un punto en el que ella podría no haber estado de acuerdo.

  • Lo se, que quieres que te diga, ¡qué lo hubiera leído! ¿qué esperaba? Es un matrimonio al fin y al cabo.

  • Eres un poco perro Charlie, cuando se entere prefiero no estar cerca la verdad.

Nos reímos imaginando la ira de Bella, pero había tiempo para eso.

  • Bueno, ¿que tal te van las cosas? ¿no te sientes solo? Hace tanto de lo de Renée...

  • La verdad es que he estado tan ocupado que el tiempo se me ha pasado volando. Además tengo a Sarah.

  • ¿Sarah? ¿mantienes una relación con tu secretaría?

  • ¡No! No, bueno aun no.

  • ¿Que quieres decir?

  • Ella siempre ha estado ahí. Ya sabes que empezó a trabajar para mi cuando era casi una cría, incluso nos invitó a su boda a Renée y a mi, cuando enfermó fue la única persona que me prestó un consuelo digno, sin lágrimas, ayudándome a superarlo y manteniéndome ocupado en el trabajo y con Bella, de la cual no me dejó olvidarme, incluso se ocupó de ella en muchas ocasiones y Bella siempre la ha tenido en cuenta cuando tenía cualquier problema o necesitaba hablar de cosas de mujeres. Es increíble como aquella chica menuda e inocente se convirtió en una mujer fuerte, con una sencilla elegancia, siempre tan correcta, jamás llamando la atención sobre su persona... se separó hace tres años. Su marido decía que dedicaba más tiempo a la empresa que a su familia, que no le había dado hijos por que no tenía tiempo ni para quedarse embarazada, me sentí terriblemente culpable ¿sabes? El fracaso de su matrimonio había sido yo, ella lo negaba claro pero lo cierto es que la empresa no sería lo que es si no fuera por su eficiencia, ha sido mi secretaría , mi mano derecha, mi amiga y hace como un año entró un día a la oficina y sin más la vi con otros ojos, sigue siendo tan joven aun y la verdad es que es muy guapa, no se como nunca me había dado cuenta. Sencillamente no puedo vivir sin ella.

  • ¿En serio no te habías dado cuenta de lo guapa que es?

  • No, creo que nunca la había mirado de esa forma. Le he pedido que mañana acompañe a Bella al almuerzo con Esme y Alice, yo creo que así se sentirá más arropada a parte de que quiero que participe activamente en la boda y sea mi acompañante.

  • ¿Entonces no ha habido nada entre vosotros aun?

  • Tengo miedo a que me rechace.

  • Bueno Charlie, no es que tenga mucha idea pero creo que si sigue así contigo, si corre cuando la llamas, pienso que serás correspondido, no me cabe la menor duda.

  • Ya veremos, ni si quiera se como hacer para mostrarle mi interés hacia su persona, no recuerdo como se hace eso.

  • Pues ¿por qué no empiezas por invitarla mañana a casa a cenar con nosotros? Y otro día invítala pero a un restaurante bonito y después a un concierto o al cine, que se de cuenta que es una cita y si dice que no, ahí tendrás tu respuesta, y si dice que si, espero que no pierdas más el tiempo.

  • La llamo en cuanto llegue a casa de Bella para ver si puede quedarse todo el fin de semana, gracias Carlisle.

  • De nada amigo.

Brindamos por nuestra amistad y nuestro futuro parentesco, mientras me preparaba para enfrentarme a mi niña.

..........................................


  • ¿Papá? ¡ya estás aquí! - Bella se lanzó a mis brazos dejándome algo emocionado por su reacción, no solíamos ser muy demostrativos.

  • Si, la verdad es que la comida se alargó un poco, ya sabes los viejos nos ponemos a hablar de otros tiempos y se nos pasa la tarde.

  • Tu no eres viejo papá, bueno solo un poquito jejejeje!

Seguimos abrazados mientras caminábamos hasta el sofá de tres plazas que había en medio de la sala-comedor-cocina.

  • ¿Por qué vives en este apartamento tan pequeño Bella?

  • Por que no necesito nada más, incluso tengo dos habitaciones, eso es un lujo para una estudiante que no tiene trabajo.

  • ¿Tu asignación no te permite un apartamento más grande?

  • ¿Y para qué lo quiero más grande? Además ya que importa, dentro de nada tendré que dejarlo ¿no?

  • Bella... hace unos meses cuando hablamos de esto parecías estar conforme ¿qué es lo que ha cambiado?

  • Nada

  • ¿Has conocido a algún chico?

  • En realidad no, pero cuando me lo propusiste, bueno, me pareció que era correcto que lo que es de casa se quedara en casa, ya sabes que no he sido nunca una chica idealista, pero conforme se acercaba el momento sentí que las riendas de mi vida dejaba de tenerlas yo y eso no me hizo mucha gracia la verdad, y que la vida que llevo hasta ahora iba a cambiar totalmente y no ayudaba que mi futuro marido estuviera en las portadas de las revistas de cotilleo de medio mundo cada día con una chica diferente.

  • Creo que de eso no tienes que preocuparte, además se que nunca has querido hacerte cargo de tu sitio en la empresa y este matrimonio te ofrece la posibilidad de no tener que hacerlo.

  • ¿A no? Pero Edward tendrá que ocuparse de la empresa de su padre ¿no? No quiero trasladarme a L.A. Me gusta estar aquí.

  • Lo se, por eso voy a trasladar mis oficinas aquí, y Emmet trabajará para mí.

  • ¿El gran oso?

  • ¿Cómo?

  • Emmet, así le llamábamos Alice y yo cuando eramos niñas.

  • Si, él va a trabajar con nosotros y se hará cargo de muchas cosas de las que deberías hacerte tu, pero sin desligarte de tus obligaciones ¿de acuerdo?

    Por cierto, mañana tienes que almorzar con Alice y Esme, hace mucho que no os veis y se me ha ocurrido que Sarah te acompañe ¿qué te parece?

  • Si por favor, y no le busques un hotel, me gustaría que os quedarais los dos aquí, ella puede dormir en el otro cuarto conmigo y tu en el mío, ¡propónselo! ¿vale?

  • Esta bien lo haré.

¿Los tres en aquel pequeño apartamento? Sería interesante.

Cuando volví de hablar con Sarah, Bella estaba cocinado algo para cenar.

  • Huele de maravilla ¿qué es?

  • Lasaña de verduras, hace un siglo que no la hacía, para mi sola no merece la pena y Rosalie está siempre a dieta así que...

  • Deberías llamar a Rose para que mañana vaya contigo y habléis de los detalles de la boda, ella es tu mejor amiga y seguro que tendrá su opinión también,

  • Ummm, no lo se, seguramente parecería que es ella la que se va a casar y complicaría todo mucho y yo quiero algo sencillo.

  • Como quieras, no quiero que te sientas sola en la comida, hace mucho que no ves a las mujeres Cullen y...

  • Tranquilo papá, con Sarah estaré más que bien.

  • Por cierto Bella, ¿qué piensas de Emmet?

  • ¿Qué que pienso? No lo se, la verdad, cuando era adolescente lo único que te puedo decir es que era muy persistente, cuando quería algo lo conseguía, así que supongo que seguirá igual, creo que ha sido una buena elección para tu empresa.

  • Nuestra Bella. Si él hubiera sido otra opción en este matrimonio... lo hubieras elegido a él.

  • ¡Vaya! Me has pillado por sorpresa papá, ¿por qué me preguntas eso ahora?

  • Por nada, se me acaba de ocurrir, no se por que no pensamos en ello.

  • Supongo que, por que el heredero es Edward ¿no?

  • Si, supongo que es por eso, pero si te hubiéramos dado a elegir...

  • Pues no lo se, supongo que Emmet habría sido más llevadero, al menos tenía buen humor por lo que recuerdo, creo que a Edward no le vi sonreír jamás a no ser por que hubiera hecho alguna fechoría, además nunca le caí bien, y no se muy bien por qué.

  • Ya.

Aquella respuesta me hizo sentirme profundamente culpable, nos habíamos equivocado de cabo a rabo.

Cenamos tranquilamente y nos sentamos a ver una vieja película, “Historias de Philadelphia” le encantaba a Renée y quisimos compartir ese momento como si estuviera ella con nosotros.

  • Es interesante que hayas elegido esta película para ver Bella

  • ¿Por? Ya sabes que era una de las preferidas de mamá.

  • Bella cariño...

Entonces ocurrió algo totalmente inesperado, Bella se agarró a mi cuello y comenzó a sollozar.

  • Pero Bella ¿qué ocurre?

  • Papá, no se si voy a ser capaz de hacer esto, quiero seguir con mi vida, con la que tengo ahora...

  • Oh Bella pero que he hecho, ¿tan desgraciada te sientes?

  • Yo no quiero ser la heredera de un gran imperio, quiero enamorarme y casarme con quien yo elija, quiero...

  • Bella ¿acaso no llevas una doble vida como Samantha?

  • ¿Cómo sabes tu eso?

  • Cariño, te he vigilado de cerca, soy tu padre, además se me había olvidado darte este regalito.

  • No quiero regalos de boda papá.

  • No es un regalo de boda, es un pequeño regalo de libertad, toma.

Le di el sobre que llevaba en al chaqueta que había dejado en el brazo del sillón, con el logotipo de la Universidad de Columbia.

  • ¿Qué es esto? - me decía mientras se limpiaba con el dorso de la mano las lágrimas.

  • Ábrelo y verás.

El sobre contenía la matricula del primer curso de periodismo, lo que Bella realmente había querido estudiar en vez de gestión de empresas.

  • ¡Papá! Pero esto es... fantástico.

  • Bueno hiciste lo que te pedí, ahora puedes estudiar lo que siempre has querido ya que Emmet va a estar conmigo.

  • Oh papá esto es genial.

  • Si tienes cuidado podrás seguir con tu doble vida aquí en New York y además podrás ir a la universidad y Edward tendrá también su vida, seréis independientes el uno del otro, siempre y cuando cumpláis con la discreción que os exigimos en el contrato.

  • Eso será fácil, hasta ahora no había tenido problemas.

  • Lo se, pero ya no será igual, probablemente os persigan más ya que tendréis que hacer apariciones juntos e ir a galas a las que antes no asistías, supongo que hasta que se cansen de la novedad.

  • Bueno esperemos que eso ocurra, que se cansen antes de que lo hagamos nosotros. Entonces ¿Sarah se va quedar aquí con nosotros?

  • Bueno la verdad es que ha dudado un poco, pero le he dicho que era lo que tu querías para que te acompañara al almuerzo y que después fuésemos todos juntos a la cena en casa de Carlisle, y al final ha accedido.

  • Bien, entonces, te voy a preparar mi cuarto y dejaré ya lista la otra habitación para nosotras.

  • Muy bien, te ayudo a hacer las camas.

  • Eso sería genial si es que te acuerdas de como se hace una.

...........................................

Al día siguiente fui a recoger a Sarah al aeropuerto. Estaba deslumbrante, el vuelo parecía no haberle afectado en absoluto, no iba a tener demasiado tiempo hasta la hora del almuerzo, tan solo cambiarse de ropa si quería. En cuanto me vio me sonrío, su sonrisa era tímida a pesar de la seguridad que tenía en si misma con respecto a los negocios, conmigo siempre era así y muy reservada en nuestra relación personal, por eso tenía mis dudas.

  • Gracias por hacer esto Sarah.

  • Oh Charlie lo hago encantada de verdad. ¿Cómo está Bella?

  • No sabría decirte, creo que está triste y confusa. ¿Sabes? Y muy cabreada también. Creo que no deberíamos haber hecho esto así. no se...

  • Bueno Charlie, son muy jóvenes y la verdad es que si me hubieras pedido mi opinión te habría dicho que es muy difícil jugar a ser Dios pero más aun a ser Cupido, por nada del mundo hubiera hecho las cosas así, al menos yo, lo que no entiendo es como Esme no se negó a que tu y Carlisle hicierais tal cosa.

Me dejó sin palabras. Jamás había dado su opinión en nada fuera de la oficina pero supongo que su cariño hacia Bella le había animado a decirme las cosas tal y como las pensaba. Carlisle no quiso entrometer a Esme, opinaba que las mujeres solo complicaban este tipo de acuerdos y se lo dijo cuando todo estaba hecho y ya habíamos hablado con los chicos. Nunca mencionó su reacción. Pero al ver la de Sarah supuse que no habría sido nada buena.

Tardamos casi media hora en llegar al apartamento de Bella, en cuanto abrí la puerta Bella se levantó y corrió a abrazarla.

  • ¡Sarah! Cuanto te he hechado de menos.

  • Y yo a ti Bella. ¿Cómo te encuentras? Solo quiero decirte que al menor signo de incomodidad me haces una seña y nos venimos aquí a charlar mientras nos comemos un buen tarro de helado.

  • ¡Jajajajajaja! No, no creo que tengamos ningún problemas con las chicas Cullen, estoy deseando ver a Alice, lo peor será esta tarde noche en su casa, la cena, las fotos, no creo que consiga sentirme cómoda.

  • Bueno, creo que deberíamos animarnos ya desde la comida ¿no te parece? Ya sabes que a mi todas estas cosas tampoco me gustan demasiado - le dijo en un susurro.

  • Eso está hecho.

Cuando oí aquello casi me da algo. ¿Acaso estaban planeando ir borrachas a la cena en casa de los Cullen?

  • Espero que ni se os ocurra hacer lo que estáis pensando. - dije -

Las dos me miraron como si fuera de Marte, me ignoraron sin más y entraron en la habitación para prepararse para la comida.


May Cullen

miércoles, 8 de junio de 2011

Odio Amarte Tanto. Capítulo 10: Dulce Venganza

Capítulo 9

Dulce Venganza

“Te voy a extrañar como un niño extraña su manta,
pero tengo que seguir con mi vida”….

Big girls don’t cry

Fergie

Encendí la radio y coloque mi estación favorita. Quizás la música lograra tranquilizarme un poco. Luego de estar unas buenas horas llorando al poco calor del alba, mi mente tenía clara una cosa. Edward Cullen desde ahora, debía estar fuera de mi vida. Lastimosamente, para comenzar, debía creerme antes que nada dicho objetivo yo misma. Algo casi imposible.

Ese “Casi” hacia la diferencia, mantenía la esperanza de que algun día, podria olvidarlo. Lo que si cumpliría, sería la promesa de no derramar ni una lagrima más por él, por ésta tonta ilusión.

Big girls don’t cry de Fergie comenzó a sonar, era el hit en ese entonces en todas las estaciones de radio, pero a mi en lo personal no me gustaba para nada. Sin embargo; la chica tenia algo de razón, las chicas grandes no lloran… no deben lloran..

Extrañamente, me sentí de repente llena de valor. Con la fuerza suficiente como para regresar a la casa de los Vulturis, enfrentar a Edward, y decirle un par de cosas. Pero solo era una fantasía. Yo era demasiado cobarde para enfrentarme a él, sin contar que mi pobre corazón de cristal, comenzaba a sentir algo peligrosamente fuerte hacia el.

Imposible… pero cierto.

Aparqué el monovolumen en el húmedo estacionamiento, entre una chatarra vieja de color marrón y un reluciente Volvo plateado, que jamás había visto. Debía ser un estudiante nuevo que venía de alguna gran ciudad, o quizás alguno se había ganado la loteria. Sin prestarle más atención de la que se debía a un vehiculo como este, emprendí mi caminata larga hasta el edificio 9 de ciencias. Tenía clase de química con el Señor Wells.

Subí las escaleras a toda prisa hasta llegar al tercer piso donde se encontraba el laboratorio de química, mientras avanzaba por el peligroso piso, dando tumbos con mis carpetas mal aferradas a mi pecho, alguien pasó junto a mi, empujándome con su fuerte cuerpo hacia un lado. Mis cosas se fueron al suelo.

-Imbécil!- le grité, alzando mis carpetas. Él se alejo con un andar casi inhumano, demasiado felino y rápido, a pesar de esto pude vislumbrar unas hebras cobrizas siendo azotadas por la fría brisa de la mañana.

No!, no podía ser cierto. Él no podía estar aquí.

-¿Te ayudo con eso?-me preguntó una voz masculina junto a mi, sacándome de mis reflexiones, o mejor dicho, de mis temores. Jacob Black, mi compañero de laboratorio, y licántropo, estaba arrodillado junto a mi, ofreciéndome su cálida mano. Era un chico muy agradable con el cual había tenido poco trato gracias a la mala reputación y la aversión que existía entre vampiros y lobos. Alec me tenía prohibido acercarme a él por mi seguridad, y a pesar de que había muerto, el resto de los Vulturis se cercioraban de que siguiera siendo así.

-Ehh, si por favor.-pedí. Él apiló las pocas carpetas que hacían falta y las sostuvo para mí en su mano izquierda, mientras que con la derecha me ayudaba a levantar del piso.-Será mejor que nos apresuremos antes de que el maestro Wells no cierre la puerta en la cara.- apuntó con una blanca sonrisa. Asentí y recibí mis carpetas dirigiéndome a el aula con el corazón a mil. Él estaba allí adentro, podía sentirlo.

-Señorita Swan, Señor Black, pueden hacernos el honor de pasar.-dijo el señor Wells, sarcásticamente. Recorrí el laboratorio con la mirada hasta dar con esos ojos marrón rojizo que me observaron con un reproche inexplicable. Me costó unos segundos asimilar la posición en la que él se encontraba, estaba justo frente a la mesa que a mí me correspondía. Jacob tomó de mi brazo y me arrastró hacia nuestro lugar, huyendo de la mirada enojada del profesor.

-Bien clase, como ya estaba estipulado desde la semana pasada, hoy vamos a ver un tema muy complejo como lo son las reacciones químicas. Sobre sus mesas de laboratorio hay diferentes elementos de la tabla periódica. Lo que tienen que hacer es muy sencillo, crear una básica reacción con un elemento de la primera fila. Ninguno de estos compuestos tiene el nombre en su recipiente, por lo que tendrán que guiarse por sus conocimientos previos sobre las características de estos. Comiencen!-ordenó.

Mi mente muy alejada de la química y peligrosamente cercana a Edward, tomó gafas de seguridad y la bata blanca que el hombrecito científico me ofrecía.

Intenté enfocarme en lo que estaba haciendo, no quería causar una explosión y terminar con el laboratorio.

-Muy bien, Swan.-me felicitó, al pasarse por mi mesa en cuanto tomé el litio y lo introduje en el agua, creando una mini-explosión efervescente. Luego se pasó por la mesa de Edward quien tomó un polvo de color azul para echárselo al recipiente con agua.- Señor....

-Cullen.-apuntó Edward. Todavía dispuesto a incorporarle la sustancia azul al agua.

-¿Qué está usted intentando hacer?, ¿acaso quiere asfixiarnos a todos?-preguntó el maestro, frunciendo el ceño.

-Perdone usted señor Wells, pero en el instituto en el que estaba anteriormente no hacíamos éste tipo de prácticas. Por lo que desconozco éste tipo de ciencia.-explicó Edward. <<Mentira>> rugía en mi interior una vocecita, era imposible que un vampiro con toda su inteligencia y habilidades no pudiera hacer un simple experimento de química. Qué diablos pretendía…

-Ya veo…Swan!- me llamó con un ademan de mano.

-¿Yo?- pregunté haciéndome la desentendida.

-No, yo…-replicó con sarcasmo.- ¿acaso cuál otra Isabella Swan hay en esta clase?- definitivamente odiaba a éste maestro, desde hoy estaba en mi lista negra. A regañadientes me levante de mi asiento y fui hacia ellos.

-¿Si?

-El señor Cullen necesita de sus conocimientos. Instrúyalo y evite que nos mate a todos.-<<Podría hacerlo sin necesidad de estos elementos>> me enseñó una sonrisa forzada y luego se marchó dejándome a solas con Edward. Lo miré con desagrado, queriéndole ahorcar con su ridícula corbata.

-Siéntate. No tengo sarampión ni nada de eso.-dijo Edward, jugueteando con una pequeña pobreta llena de un líquido verdoso.

-¿Qué haces aquí?, ¿por dónde entraste?—murmuré en tono bajo.

-Entre por donde todo el mundo entra, por la puerta.-se río, haciéndome enojar.-no me fue difícil engatusar a la guardia de seguridad.

-Pues no te quiero aquí. Este es mi espacio, mi mundo, y tú no eres parte de él.-solté toscamente.

-Lo siento, Bella. Pero no me dirás que hacer. Yo puedo estar donde yo quiera.- una sonrisa juguetona se deslizó en sus labios, mis piernas flaquearon y me obligaron a sentarme junto a él. Su aroma me enloqueció. Por todos los cielos… eran tan… delicioso… - Ahora responderme tu. ¿Por qué mierdas andas con un licántropo?- su tono de voz evidenciaba un sentido de posesión que no me molestó para nada. Al contrario, me agradó. Sin embargo; no iba a expresarlo en voz alta.

--Eso no te interesa. Yo puedo andar con quién yo quiera.- use su mismo juego de palabras. <<Así como tú puedes revolcarte con cuanta vampira se te cruce por el frente con un letrero que rece: “Coma aquí, es gratis”>>

-¿Acaso estás demente?, ¿no tienes idea de lo peligrosos que son para ti?- inquirió enfurecido. Sus ojos estaban negros.

-No son peligrosos.- me defendí. Bueno, hasta ahora no lo habían sido…

-Si lo son, son inestables, Bella. Te pueden hacer mucho daño.-explicó ahora más tranquilo.

-¿Y si es así a ti qué más te da? Soy solo una humana, una presa más…

-Bella, no cambies el tema.-dijo él desviando de nuevo la conversación. Esa era una pregunta que él no deseaba responder.

-No lo desvíes tu.- hablé alzando la voz. El aula se quedó en silencio ante mis palabras y no pude evitar ruborizarme. El señor Wells vino a nosotros con paso firme y con una mirada recriminadora.

-¿Hay algún problema?- quiso saber, enfrascado en su típico porte de rigidez.

-Ninguno.-afirmó Edward lanzándome una mirada que decía: esta conversación aun no ha terminado.

-Bien, entonces ya que están tan habladores, muéstreme su trabajo señor Cullen, que ha aprendido.- Edward asintió, tomó uno de los tubitos que contenían unas esferas traslucidas y la sumergió, alejándose un poco, hubo una perfecta y gran explosión que dejó a todos pasmados.

-Perfecta reacción del Potasio, Cullen. Usted e Isabella hacen un muy buen equipo. Quiero verlos trabajar más a menudo juntos, pueden lograr cosas maravillosas.-enfatizó la palabra maravillosa, mientras palmeaba la espalda de Edward. La gloriosa campana sonó invitándonos a todos a salir.

Guardé mi cuaderno de apuntes y recogí mis lapiceros para dirigirme hacia mi siguiente clase, tenía Biología con el señor Banner, quizás allí pudiera recuperar un poco de las muchas horas de desvelo. La multitud de alumnos salió del salón, y solo quedamos Edward y yo. Intentaba encontrar las llaves de mi monovolumen en mi inmenso bolso, pero lastimosamente no daba con ellas, cuando al fin aparecieron, me eché la mochila al hombro y caminé hacia la pequeña puerta, Edward me sostuvo por el brazo.

-Suéltame, quieres…-ordené, intenté zafar mi brazo en un movimiento brusco, mas fue imposible, estaba atrapada.

-¿Por qué huyes de mi?-preguntó, sus ojos cálidos destilaron un rayo de peligro tentador.

-No huyo de ti. No te tengo miedo-repuse débilmente. Él ya me tenía bajo su fuerte hechizo.

-¿Ah, no?

-No.-sonó más como una pregunta.

-¿Entonces a qué le temes, Isabella?.-pronunció mi nombre completo de una forma seductora. Mi cordura comenzó a empacar maletas para irse lejos.- ¿a lo qué sientes? miedo de no poder resistirte más a mí. de que esa barrera de hielo se derrita.-afirmó con mucha seguridad en lo que decía. Que después de todo, gran parte de eso era cierta .por no decir toda.

-Edward, por favor… déjame ir, tengo clase en tan solo unos minutos. El se río, mientras me atraía hacia su cuerpo. Frente a frente, cálido y frío, prohibida mente placentero.

-No creo que tu profesor de Bío se moleste porque faltes una clase. Además, yo puedo enseñarte una mejor lección sobre la anatomía humana.- alzó las cejas de forma sugerente. Mi corazón se aceleró, Dios! Esto no podía estar pasando él y yo de nuevo…

¿Por qué Dios me había dado una voluntad tan pobre?

Edward se acercó de nuevo, pegó su cuerpo al mío e hizo chocar mi espalda baja contra la mesa de laboratorio, fijó su mirada en mis labios con expresión deseosa.

-No tienes idea de cuánto he esperado este momento, Bella. Tus labios me atraen fuertemente, cada vez que los muerdes o los humedeces, me vuelves loco. Me hacen querer más de ti.-colocó sus manos a cada lado de la mesa y se inclinó para con un roce suave, unir los suyos con los míos. Se sentía tan bien… pero aquella placentera sensación no duró mucho él se separó de mi de inmediato, dejándome ansiosa por más. Lo observé interrogante.

-¿Acaso quieres más?- <>, sin embargo; no se lo iba a decir.- Solo te daré más si me lo pides, Bella.

Mierda!

A pesar de que lo deseara en el alma no podía pedirle eso. ¿Qué diablos me estaba pasando?

-Por supuesto que no!.- le grité, y le di una bofetada en su mejilla.- en tu vida se te ocurra volver a besarme, ¿me entiendes?.

Él rió. Maldita sea, esto no era para nada gracioso, de qué se reía.

-Te besaré cuantas veces yo quiera, ¿sabes por qué?, porque tu cuerpo me lo pide, lo clama a gritos.-<<¿tan notorio era?>>.debía salir de inmediato de este lugar, antes de que el descubriera más de lo que sentía y que debía permanecer oculto. Rápidamente tomé mis cosas y me escabullí por la puerta con el corazón galopando fuertemente en mi pecho. Dios! Qué había hecho… de nuevo había caído en él.

El día avanzaba lentamente como de costumbre, definitivamente, hubiera sido mejor plan quedarme en casa, que aguantarme a los maestros reprochándome por quedarme dormida en clase y a las risitas de mis compañeros que me oían hablando en sueños. La jornada terminó y deseé no estar obligada a tener que ir a casa de los Vulturi.

-Hey, bella durmiente!-me interceptó Jacob con una de sus blancas sonrisas en el parqueadero junto al movolumen.

-No es gracioso, Jake.- le recalqué, frunciendo el ceño.

-Ok, Ok..-sonrío.-Bella… me preguntaba si bueno, tu… y yo…

-¿Tu y yo qué?-visualicé detrás de él, junto al Volvo a nada más y nada menos que a Edward. Así que el vehículo le pertenecía… podría ocurrir un pequeño accidente en el que su Volvo resultara especialmente perjudicado. Sonreí malévolamente para mis adentros.

-¿Quisieras ir a una fiesta esta noche en la reserva conmigo?-soltó sin más rodeos. Eso si me había tomado con la guardia baja.

-Oh.-murmuré.-¿ Es algo así como una cita?-hice la pregunta estúpida de la tarde.

-Lo es.-contestó el con toda seguridad.

La imagen de Edward besándose con la vampira rubia voló a mi mente, haciéndome enfurecer. Tendría que darle una tasa de su propio chocolate.

-Por supuesto, Jake. Me encantaría salir contigo esta noche.-acepté con una sonrisa fingida y seductora,

-Bien, te recogeré a las 8:00.-dijo emocionado.

-A las ocho será.-tomé una pequeña hoja de papel de mi mochila y una pluma, anoté la dirección de la casa de los Vulturis y la deposité en el bolsillo de su camisa.- Te estaré esperando ansiosa.-le susurré en su oído, luego besé su mejilla y me subí en mi Chevy, honrosa de haberle restregado aquella situación a Edward en la cara. Después de todo siempre debes dar de lo que recibes…

(^^)

Hola Chicas!

Volví al fin, espero no haberlas decepcionado respecto al beso, pero tranquilas, pronto escribiré uno más intenso. No se olviden de comentar y de visitarme en mi blog: www.intheheartofthedarkness.blogspot.com

Besitos

Koko

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...